sábado, 10 de octubre de 2009

PROMESAS DE LA VIRGEN A LOS DEVOTOS DEL OFICIO PARVO

Los sacerdotes de muchas Iglesias cristianas rezan el Breviario. otras personas que no son sacerdotes, sino religiosos/as o legos/as y bastantes seglares rezan lo que conocemos como el Oficio Parvo, que suele contenerse en libros pequeños, y se pueden conseguir en librerías religiosas.
Ahora bien, en este Oficio Parvo hay una parte que corresponde a las Vísperas, que se rezan cada día por la tarde.
Y a su vez en estas Vísperas hay siempre un himno, que es el de Ave Maris Stella.
Así pues, rezar el Oficio Parvo cotidianamente es no omitir el rezo diario del himno Ave Maris Stella.
Más ¿qué ha prometido la Virgen , al rezo o cántico de este himno?
Lo sabemos por Santa Brígida, a la que reveló lo siguiente: "quiero, que todas las Vísperas os reunáis tú y tu familia para cantar el himno Ave Maris Stella, y yo os auxiliaré en todas vuestras necesidades" (Revelaciones de Santa Brígida, Libro IX, Cap. 1)
El himno traducido al castellano es como sigue:
Salve, del mar estrella,
de Dios Madre sagrada,
y siempre Virgen pura,
puerta del cielo santa.
Pues de Gabriel oíste
el Ave, oh Virgen sacra,
en él mundano el de Eva,
da paz a nuestras almas.
A los ciegos da vista,
las prisiones desata,
destierra nuestros males,
nuestros bienes alcanza.
Muéstranos cual Madre
y lleguen tus plegarias
al que por redimirnos
nació de tus montañas.
Virgen que igual no tienes,
la más dulce entre tantas,
libra el alma de culpas,
hacedla pura y mansa.
Renueva nuestra vida.
El canino prepara,
y así a Jesús veamos
alegres en la patria.
Rindamos a Dios Padre
y a Cristo su alabanza,
y al Espíritu Santo;
Una a los tres sea dada. Así sea.
Pero si no resulta fácil rezar el Oficio Parvo a muchas personas, hagan por rezar este Himno ya que, las promesas de la Virgen se refieren más especialmente a sólo este cántico, aunque se omitiera lo demás.
Acerca del "Sub tuum praesidium"
Esta oración es como sigue:
"Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita"
Verdaderamente, amigos, ¡es muy eficaz!
Porque como refiere San Alfonso María de Ligorio, hubo cierto desventurado pecador que, en medio de sus desórdenes, había no obstante conservado la costumbre de rezar todos los días el Sub tuum praesidium , pero que, en vista de esta pequeña, aunque perseverante devoción, llegó un día la Virgen a iluminar tanto su inteligencia y a enfervorizar su voluntad que, abandonando la mala vida que llevaba, entró en una Orden Religiosa, en la que vivió por espacio de cincuenta años edificando con sus buenos ejemplos a sus cohermanos, y terminando luego por morir en ella santamente.
Se cree que esta es la plegaria más antigua que los hombres han dirigido a la Virgen, y que adquirió mucha importancia entre los estudiosos, desde que el Doctor Roberts, teólogo anglicano, la halló en 1938 en una biblioteca de Mánchester, en un papiro griego, cuya antiguedad se remonta al siglo III o incluso el II. Por tanto hay que rezarla junto con el Himno del Oficio Parvo, si así lo hacéis diariamente antes de acostaros por la noche, vereis cuantas gracias lograréis recibir de la Santísima Virgen.

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